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INDIGNACIÓN

6 Mar

No soy una persona sobresaliente en nada. Soy alguien corriente, normal, cómo cualquiera de vosotros que estáis leyendo esto. Quizás, incluso, soy mucho peor y no soy nada, porque entiendo las cosas de una manera diferente a la mayoría.

De hecho, a veces no sé ni siquiera si soy una persona…pero luego me hierve la sangre y recupero la humanidad perdida gracias a millones de cosas en manda y conjunto.

A lo que quiero llegar es a ese punto que  a cada persona (más tarde o más temprano) le toca vivir y pasar por ella: el rebote de indignación.

Es llamado así porque viene derivado de un estallido de genio incontrolable que provoca un efecto similar a algunas drogas (blandas o duras, es irrelevante), el alcohol o la simple estupidez de la persona en cuestión, y que da lugar y rienda suelta a la profesión de verdades y sentimientos como puños  vía oral a lo que pille uno por delante (material o persona, lo mismo da).

Conocida la enfermedad, y teniendo presentes los síntomas, cabe decir que tengo una de esas, y visto que últimamente esto va así, me descargo con lo primero que pillo. Y ya lo hacía antes, así que volvemos al top 5 de lo que me toca las santas partes bajas situadas en mi entrepierna:

5- A las deliberadas trabas puestas en cualquier camino hacia un (o varios) objetivo/s. Que si, que los refraneros profesionales y los producefrases culturetas se frotan las manos con el asunto, pero no cuela. Y ahí entran las matemáticas para demostrar que de un punto «A» a otro «B» se tarda lo que se tarda con una simple regla de tres, y no hay obstáculo que se ponga por delante y no sea saltado cual liebre en libertad camperil. Aún y todo, lo fácil no está reñido con el esfuerzo y estoy por decirle a aquel del «caminante no hay camino, se hace camino al andar» que vaya él delante y me avise vía Twitter de los problemas que me encontraré por el sendero y así me voy planificando sin llegar tarde a la oportunidad, el momento y el lugar indicado el el tarot nocturno típico de entre programación televisiva.

 

4- A los ciegos por voluntad propia. «Y es que no hay más ciego que el que no quiere ver», decía un listillo en la historia, y qué razón tenía el compañero. Una cosa es velar por tus intereses y otra, solamente pensar en ti como centro del universo. Y eso me hincha la picazor de la zona noble de mi stándar cuerpo. Que por más gafas, lentillas u operaciones de cataratas y miopías que os hagáis, estáis condenados a no ver 6 en un burro (mejor que 3, así son más, pero aún así es múltiplo) a medio metro de distancia. Plantearse las cosas a tiempo es la única cosa seria que diré en estas líneas.

 

3- A los muros de autodefensa que se ponen las personas. Los muros separan, atormentan y defienden de cosas malas, pero un invento de siglos pasados hecho para protegerse de ataques de enemigos beligerantes y guerreros no creo que deba estar a la orden del día, que así pagamos justos por pecadores, o incluso honrados por justos y pecadores. Si lo van a hacer igualmente, que por lo menos sea algo más moderno: en vez de un muro, poneros un antivirus que es más cool. Y un consejo: meteros lo por donde amargan los pepinos, para aseguraros con el dolor que lo habéis hecho correctamente.

 

2- Al amor, que se está perdiendo su sentido en todas sus variables potenciales: a las mujeres, a los deportes, a los coches, al dinero…bueno quizás el amor a esto último esté demasiado de moda, no hay más que mirar las noticias y los casos corruptos de presunción culpable. El amor es algo más que kilométros, palabras, magreos, gastos o cualquier gilipollez que se me ocurra a estas horas intempestivas e infernales. Es saber, conocer y estar sin que nadie te lo pida. Y el que no lo vea claro, que evacue por la salida de emergencia, que para eso está. Así que, cobardes del mundo mundial, no cambiaros de equipo, ni deseéis el mal ajeno, ni queráis el coche ajeno ni la mujer inaccesible. Más vale lo malo, pesado y tocapelotas conocido que lo bueno por conocer, y conforme está la cosa, la crisis de tiempo y existencia llegará a este tema en breve. Si no, al tiempo.

 

1- A mí, por ser yo, por estar así, por sacar la metralleta del verbo y disparar a tumba abierta a lo que caiga. Y si caen inocentes, eso que se llevan, mi compañía donde ellos/as propongan quedar a cenar.  Y un consejo, chavalote, para tí mismo: nuca olvides quién eres, ni de dónde vienes ni que haces, porqué la mayoría si lo harán y serás otro más en su colección de trofeos, solo que serás el mejor. Y eso que te llevas, máquina.

 

FRASE DEL DÍA:

«Lo que sabemos es poco. Lo que no sabemos es inmenso.»

(Laplace dixit)

Envase Retornable

25 Sep

Volver. Volver a sentir la necesidad de escribir aquí, de encontrarte a ti mismo de nuevo, de notar el flujo de energía, el hervir de la sangre pidiéndote la hazaña de volverlo a hacer.

Y por eso vuelvo. Y lo hago porque he vuelto a descubrir en los callejones de la mente la competitividad, el deseo de hacer de esto algo mejor, de superarme cada día.

Falta tiempo, respiración, calma. Falta grave, aguda o leve. Faltan muchas cosas, aún.

Pero lo fundamental está ahí. Y eran muchas cosas las que me empujaban al precipicio de volver aquí. Y el hecho de intentar no decepcionar a los que me siguen, era un motivo más que bueno. El resto, variopintos y variados, no por ello insignificantes.

Cómo dijo un genio hace unos meses, «lo dejo porque no me veo con fuerzas, necesito recargarme». Algo así me sucedió. Y después de…ha llegado el momento.

Y vienen más locuras, más rabia, más reivindicación, más moda, más fútbol, música, publicidad, creatividad…más de mí.

Para muestra, un botón. New look. A lo mohicano, para ir abriendo boca. Y guerrero como siempre, eso nunca falta.

 

 

FRASE DEL DÍA:

«Lo importante es saber lo que los demás no saben que sabes»

(Umberto Eco, El Cementerio de Praga)

Volver

28 Feb

Como Almodóvar, sí. Volver a escribir a los que se empeñan en tocarnos las narices, hacernos sufrir o propiciar que nos comamos la cabeza de mala manera, nos estiremos las uñas más de lo debido o seamos más incrédulos que un ingenuo niño en plena época febril.

Ya que ayer no pude hacer mi selección natural de idiotísticas personas o acciones a las que lanzar una buena ráfaga de disparos, lo hago hoy y prometo (con conocimiento de causa) que esta semana escribiré todos los días, como antaño y no hace mucho. Y es que temas no me faltan, ya os daré un avance más tarde.

De momento, el top five. Iniciando…

A los que siempre piensan mal del resto, pero no son capaces de hacer bueno el dicho de que primero hay que mirarse el ombligo antes que ver la paja en el ojo ajeno. No pretendo ser su látigo (eso para otros con más experiencia), pero es extraño que siempre sean los mismos los que se quejan, argucien, tergiversen o critiquen cuando menos razón tienen, para desviar la atención de lo que verdaderamente importa. Que el Sol salga por las mañanas no es explicación ni argumento de peso para conseguir lo que pretendes, hombrecillos del señor. Y tratar de hacer entrar en vereda a quien tiene los huevos más pelados de lo que os pensáis, tampoco parece viable. Así que, por favor, fariseos de pura raza, iros a un rastro de fin de semana, subiros a una tarima y dar el sermón al que quiera escucharos, que allí va gente a comprar reliquias sin tanto valor. ¡Mira, como vosotros, qué casualidad…!

¡PUM!

A los interesados en intereses que al resto ya no nos interesan. ¿Habéis oído hablar de las modas, que vienen y van? Pues de momento las vuestras, de costumbres y de historias raras, han pasado y volado al País de Nunca Jamás con el amigo Peter. Y deseo que no vuelvan nunca, dicho sea de paso, porque destrozan y desolan todo lo que tocan, arrasan todo lo que intentan y deslavazan aquello cuanto imaginan. Lo peor, sin duda, es que no se rindan nunca y vuelvan a la carga una y otra vez, sin mesura ni cometido provechoso alguno. Por favor, llevaros vuestra necesidad de reconocimiento a un púlpito en la escuela primaria, vuestro egocentrismo disfrazado de buenas intenciones a un desfile de carnaval y el sentimiento de no culpabilidad al juzgado de primera instancia más cercano.

¡PUM!

 

 

A los que se disfrazan en carnaval cuando ya van disfrazados de otra cosa ever. ¡Qué manía, oye, con eso de disfrzarse en Carnaval! Si hay gente que se disfraza durante todo el año de bueno, beligerante, político ilustre, bienintencionado, crítico de fe, buena persona o de Dios, cuando son más falsos, pendencieros, historiadores de cuentos inventados, ricachones y estigmáticos, entre otras cosas variopintas, que un ejército de Atila. En realidad, reconozco que es tremendamente difícil ponerse un disfraz encima del otro, y por ello (y solamente por es), debo quitarme el sombrero, lo cual no hago porque no llevo, siéntolo mucho. Por favor, sed vosotros mismos alguna vez, para que no se os olvide al menos, que los demás ya os vemos sin el disfraz, aunque lo llevéis puesto.

¡PUM!

 

A quiénes intentan venderte la misma mierda de antes en distinta bolsa. Si, es lo que estáis pensando: así no es el refrán. Cierto. Pero como poner el mismo perro con diferente collar está ya muy visto, pues yo, innovador, lo actualizo al siglo XXI. Centrándonos ya en la crítica rabiosa y eficaz, se rumorea que son aquellos que son fans del «donde dije digo, digo diego» y no contentos, tratan de conseguir algo por cualquier medio, incluso por el vehículo de la ilusión. Y engañar a personas a través de eso, es lo más bajo del panorama, que ha transmutado a lo más alto del pódium de incipientes cosas que antes no eran así y ahora sí. Jugásteis conmigo, con muchos más, sus ilusiones. Vendéis humo muy a vuestro pesar y ahora, la traición será vuestro castigo más grande y vuestra división, el más flagrante de los desangramientos, metafóricos, eso sí. Por favor, proyectos que destilen grandeza cuando están recién nacidos están condenados a morir jóvenes y, desgraciadamente, más de bebé que de adolescente, asi que parar esto antes de que se os usba al cerebelo y os de la neura de antaño y perdáis más de lo que ya habéis perdido. A mí, entre ellos.

¡PUM!

 

A los violentos, porque son eso, LENTOS QUE NO VIO EL MUNDO A TIEMPO: de pensar, de hacer y de decir. y así estamos, dando y después, preguntando; repartiendo sin mirar a qué; insinuando culpables y defendiendo mentiras. El mundo en un adjetivo. Triste, pero de verdad. Por favor, no columpiaros y ojalá algún día os den lo que os merecéis, que no es ni más ni menos que una hostia bien dada donde más os duela. Y si dura el dolor, psicológico entiéndase, mejor, champions.

¡PUM!

 

Y por último, the bullet in the chamber:

Al escozor, que no veas lo maravilloso que es tenerlo cuando se tiene de verdad. Como el amor, vaya… Por favor, por favor, aléjate de ellos, maldito resentimiento o dolor en la entrepierna.

 

Como habéis podido comprobar, temas, desgraciadamente, este Martes reconvertido a Lunes (debo ser el único en el mundo mundial que hace eso) no me han faltado. Mañana no os perdáis la nueva conlección de H.E. by Mango. ¡Fresquita, fresquita!

 

CONSEJO DEL DÍA:

«Sólo merecen la pena hacer cosas que puedan acabar muy mal»

(Paul Bowles dixit)