No soy una persona sobresaliente en nada. Soy alguien corriente, normal, cómo cualquiera de vosotros que estáis leyendo esto. Quizás, incluso, soy mucho peor y no soy nada, porque entiendo las cosas de una manera diferente a la mayoría.
De hecho, a veces no sé ni siquiera si soy una persona…pero luego me hierve la sangre y recupero la humanidad perdida gracias a millones de cosas en manda y conjunto.
A lo que quiero llegar es a ese punto que a cada persona (más tarde o más temprano) le toca vivir y pasar por ella: el rebote de indignación.
Es llamado así porque viene derivado de un estallido de genio incontrolable que provoca un efecto similar a algunas drogas (blandas o duras, es irrelevante), el alcohol o la simple estupidez de la persona en cuestión, y que da lugar y rienda suelta a la profesión de verdades y sentimientos como puños vía oral a lo que pille uno por delante (material o persona, lo mismo da).
Conocida la enfermedad, y teniendo presentes los síntomas, cabe decir que tengo una de esas, y visto que últimamente esto va así, me descargo con lo primero que pillo. Y ya lo hacía antes, así que volvemos al top 5 de lo que me toca las santas partes bajas situadas en mi entrepierna:
5- A las deliberadas trabas puestas en cualquier camino hacia un (o varios) objetivo/s. Que si, que los refraneros profesionales y los producefrases culturetas se frotan las manos con el asunto, pero no cuela. Y ahí entran las matemáticas para demostrar que de un punto «A» a otro «B» se tarda lo que se tarda con una simple regla de tres, y no hay obstáculo que se ponga por delante y no sea saltado cual liebre en libertad camperil. Aún y todo, lo fácil no está reñido con el esfuerzo y estoy por decirle a aquel del «caminante no hay camino, se hace camino al andar» que vaya él delante y me avise vía Twitter de los problemas que me encontraré por el sendero y así me voy planificando sin llegar tarde a la oportunidad, el momento y el lugar indicado el el tarot nocturno típico de entre programación televisiva.
4- A los ciegos por voluntad propia. «Y es que no hay más ciego que el que no quiere ver», decía un listillo en la historia, y qué razón tenía el compañero. Una cosa es velar por tus intereses y otra, solamente pensar en ti como centro del universo. Y eso me hincha la picazor de la zona noble de mi stándar cuerpo. Que por más gafas, lentillas u operaciones de cataratas y miopías que os hagáis, estáis condenados a no ver 6 en un burro (mejor que 3, así son más, pero aún así es múltiplo) a medio metro de distancia. Plantearse las cosas a tiempo es la única cosa seria que diré en estas líneas.
3- A los muros de autodefensa que se ponen las personas. Los muros separan, atormentan y defienden de cosas malas, pero un invento de siglos pasados hecho para protegerse de ataques de enemigos beligerantes y guerreros no creo que deba estar a la orden del día, que así pagamos justos por pecadores, o incluso honrados por justos y pecadores. Si lo van a hacer igualmente, que por lo menos sea algo más moderno: en vez de un muro, poneros un antivirus que es más cool. Y un consejo: meteros lo por donde amargan los pepinos, para aseguraros con el dolor que lo habéis hecho correctamente.
2- Al amor, que se está perdiendo su sentido en todas sus variables potenciales: a las mujeres, a los deportes, a los coches, al dinero…bueno quizás el amor a esto último esté demasiado de moda, no hay más que mirar las noticias y los casos corruptos de presunción culpable. El amor es algo más que kilométros, palabras, magreos, gastos o cualquier gilipollez que se me ocurra a estas horas intempestivas e infernales. Es saber, conocer y estar sin que nadie te lo pida. Y el que no lo vea claro, que evacue por la salida de emergencia, que para eso está. Así que, cobardes del mundo mundial, no cambiaros de equipo, ni deseéis el mal ajeno, ni queráis el coche ajeno ni la mujer inaccesible. Más vale lo malo, pesado y tocapelotas conocido que lo bueno por conocer, y conforme está la cosa, la crisis de tiempo y existencia llegará a este tema en breve. Si no, al tiempo.
1- A mí, por ser yo, por estar así, por sacar la metralleta del verbo y disparar a tumba abierta a lo que caiga. Y si caen inocentes, eso que se llevan, mi compañía donde ellos/as propongan quedar a cenar. Y un consejo, chavalote, para tí mismo: nuca olvides quién eres, ni de dónde vienes ni que haces, porqué la mayoría si lo harán y serás otro más en su colección de trofeos, solo que serás el mejor. Y eso que te llevas, máquina.
FRASE DEL DÍA:
«Lo que sabemos es poco. Lo que no sabemos es inmenso.»
(Laplace dixit)