Buenos días, mañaneros y tardones. Estamos otra vez a Lunes, un día muy querido por nadie, excepto por los millonarios.
Estamos ya en el mes de Febrero, bonito y pertubador como pocos, que se ha empeñado en hacerse notar y en estar haciendo que el invierno sea tal, a estas alturas, oigan ustedes.
En fin, que hoy lo que toca es lo que toca. Y vamos a disparar verdades a diestro y siniestro.
– A la masa de aire siberiana, que se ve se ha perdido por España y nos ha fastidiado a todos los aquí presentes, jodidos incluidos. Vamos, que no teníamos suficiente con la crisis profunda cual pozo sin fondo ni con la (in)justicia, que encima viene la masita esta a ponernos más tiesos que el tronco de un árbol. Y mira que le pilla lejos el venirse hasta España, debió de ser o porque se perdió o por el clima reinante en estos lares, pero si viene ella…el buen tiempo se va un poco a donde amargan los pepinos y no es precisamente agradable. Señorita siberiana, por favor le ruego que se compre usted una brújula y retorne a su lugar de procedencia o, si se ha tomado unas vacaciones, espero que hayan sido tan malas en este país que no vuelva en un largo período de tiempo. Pero con cariño, eh.
¡PUM!
– A las divisiones y las restas, tan empeñadas en dividir cosas y quitar otras que al final siempre ganan ellas y pierden el resto. Yo no me explico como a alguien le puede gustar quitar cosas a otras cosas y repartir otras que no tienen nada que ver entre ellas. Es que es una cosa que a uno le cuesta entender, porque yo siempre pensaba que si, por ejemplo, Juan tenía 10 manzanas y las repartía todas, eso es una resta. Resultado: Juan, o bien es gilipollas, o bien es rico. En cambio, si a Juan se le presentaba el dilema de tener que repartirlas de la misma manera entre sus amigos, pues ahí que estaban las divisiones, por ejemplo, 10 peras entre 5 amigos, tocaban a 2 por barba, con lo cual el resultado es el mismo que el anterior, solo que de forma más justa. Es decir, que las divisiones eran las hermanas mayores de las restas, más listas y pícaras. Por favor, dejen al pobre Juan que coma fruta, algo aunque sea, no vaya a ser que se nos ponga malo con el frío y el aire que corre y pela que hay en esta época.
¡PUM!
– A aquellas personas que piensan demasiado. Es preferible no pensar, incluso resulta más atractivo a los ojos del resto, por no decir el divertimento que da eso del egocentrismo personal y poco más. Un test psicológico a nuestras autoridades, amigos, familiares y cualquier tipo de animal/especimen que se nos quiera y tenga a bien arrejuntarse con nuestra alma y nuestro espacio físico, estaría genial para ver si hay complementabilidad y evitar de tal forma depresiones posteriores y desengaños póstumos. Cuanto uno menos piensa, mejor se siente, y cuanto mejor se siente uno, más disfruta. Por favor, no hacer caso de lo anteriormente citado y dedicar, muchos sí, 5 minutos (muchos también) de vuestra plena y vital vida a darle a la sien y al cerebro a ver si se despierta y deja de tomar por normal lo absurdo y desvergonzado.
¡PUM!
– A los exámenes. Porque sí. Sin más. Está demostrado que no sirven para absolutamente nada de provecho. Es una falacia eso de que es para demostrar tus conocimientos adquiridos. ¡Y una leche con galletas! Te consiguen poner nervioso, ausente, perder la noción del tiempo, que te duela la cabeza, el cuerpo en general, un malestar inexplicable, que no consigas terminar nada de lo que empiezas, ser un huraño, ir a las bibliotecas, estudiar, estudiar, seguir estudiando, que odies estudiar (con lo divertido que es con el sistema actual), que te despistes con una mosca, que veas más la tele, que leas menos, te conviertes en un ser apático, estresado, intranquilo… Por favor, para ser peor el remedio que la enfermedad es preferible que sigamos estando enfermos. Al menos de esta manera algunos son más seres humanos que robots.
¡PUM!
– A los desayunos aburridos, que son un coñazo. Y es que tomar todo lo que te recomiendan los médicos es tal que un rollo o similar. Dicho esto, tampoco es que encebollarse a kilocalorías día tras día sea la mejor de las opciones. Y como yo siempre he sido un poco mustio (mentira, pero hay que hilar el asunto), pues prefiero el gris, que tiene también muchas vertientes. Un poco de todo, pero no siempre. Tostadas con aceite, fruta, bollycaos, bizcochos…nada. Un vasaco de leche con galletas de niños (imprescindible que no sean de adultos con oligoelementos y flora y fauna del cuerpo humano) y estarás más sano que un roble. Lo contrario, sano, sanote, mentirijillas puras y duras. Por favor, alegría.
¡PUM!
Y por último:
– Al Lunes, por ser Lunes y ser el primero en discordia. Avaricioso. Por favor, si quieres que dejemos de tenerte manía, cámbiate de posición en la semana. O vete a al Reino Unido que allí eres un segundón.
CONSEJO DEL DÍA:
«Ni el primero, ni el último»
(Papá dixit)